lunes, 29 de noviembre de 2010

poetas

Paso de puntillas por la poesía de Vicente Aleixandre. Dicen que la poesía no hay que leerla sino sentirla, pero yo leo sin leer, sin sentir y no entiendo lo que dice. No lo veo. “La destrucción o el amor”, obra de 1933. Salto a Miguel Hernández, que dedica su “Viento del Pueblo” a Aleixandre. Año 1937, en plena guerra civil, el poeta habla de la guerra y del pueblo, de la vanguardia y de la retaguardia. Y también de los niños, entre ellos el yuntero. La pasión de la muerte y la lucha traspasada a las letras. Obra comprometida, sin tapujos. De ahí salto a Rafael Alberti, “Marinero en tierra”, año 1925. Me dan ganas de convocar a los niños y leerles, como hace años. Ya no querrían. Poesía dulce, clara, infantil. Ideal para expresarla y entonarla, para cantar leyendo, delante de aprendices de la palabra, terreno para abonar y para sembrar el ritmo y la rima.

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