domingo, 28 de noviembre de 2010

pendiente

Dicen los que saben y los que nos estudian que nos dejamos el tintero medio lleno. Que al final de todo nos arrepentimos de no haber luchado por ese amor imposible, ese reto fantástico o ese anhelo soñado. Existe algo especial en los programas de divulgación animal que hace que los humanos nos quedemos enganchados viendo el comportamiento de los animales. Párese a pensar por un momento lo atractivo que nos resulta lo fácil, lo sencillo, las pequeñas monadas o los grandes logros de animales entrenados para conseguir realizar alguna tarea o gesto. Debe de ser que por unos momentos retrocedemos millones de años y recordamos lo primario y el aprendizaje de aquella nuestra infancia como seres evolutivos. Miramos y remiramos a ese animal que nunca pasará de hacer algo que para nosotros es pan comido. Lo fácil para ellos y a veces también para nosotros, porque muchos de los nuestros no pasamos de ahí, y así es que muchas veces dejamos lo difícil para la siguiente reencarnación, lo cual no es atrevido ni osado, sino simplemente perezoso y cobarde.

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