sábado, 25 de septiembre de 2010

trocito de cielo

No los busco, llegan, son los escalofríos, que me devuelven a la vida. Es de noche todavía, voy camino al trabajo, un día de esta semana, bajo una luna imponente que se esconde. Y llegan gracias a la música. Suena Emmylou Harris y su álbum Pieces of the sky (trozos del cielo); podría estar conduciendo horas escuchando a esta señora. Una de las canciones dice “te dije todo lo que pude sobre mí”. Y me acuerdo del facebook donde mi cuenta me abre una ventana a gente que conozco, a otra que casi no conozco y a otra que no conozco de nada, y veo como la gente presenta sus fotos, con amigos o familiares, y se va creando una comunidad virtual de personas que en mayor o menor medida van haciendo pública su vida. No sé lo que se guarda la gente, probablemente mucho, creo que los secretos se nos acumulan a pesar de internet. Y también oigo una noticia que habla de lo sucedido en Ciempozuelos (Madrid), donde el director de una residencia de ancianos se olvida de sacar a dos ancianos de la furgoneta de transporte del centro y mueren. Y luego habla él, y no le veo la cara pero me suena tranquilo a pesar de todo, diciendo lo mal que se siente, sólo unas horas después. Yo no sé si podría salir en público después de una cosa así, pero me suena a exposición o a sobre exposición. Parece uno de tantos realitys televisivos y parecen faltar las lágrimas. Pero claro, son ancianos, tripulación sacrificable. La culpa es nuestra, por ser de naturaleza débil. Cuando nos hacemos mayores nos volvemos frágiles como niños recién nacidos y nos faltan las fuerzas para escapar de los confines de una silla de ruedas, o para escapar corriendo de las cuatro paredes de una residencia o para gritar cuando ves que te cierran la puerta de una furgoneta para siempre. Pero existe otra naturaleza, inagotable, bella y dominante, que sobrevive generación tras generación y que no se guarda nada, nos lo dice todo.
Un ejemplo es el siguiente: http://www.asc-csa.gc.ca/eng/astronomy/auroramax/default.asp; auroras en video o en instantáneas, sin trampa ni cartón, aportando la luz que nos falta, creando espacios de infinita belleza e interrogándonos constantemente sobre nuestro papel aquí abajo mientras los escalofríos vuelven a aparecer.

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