sábado, 25 de septiembre de 2010

una historia verdadera

Fue hace tiempo, el 16 de octubre de 1968, juegos olímpicos de México, tres atletas en el podio, dos puños en alto y una cabeza baja, en señal de protesta por la discriminación racial en su país. Dos americanos, Tommie Smith y John Carlos. El australiano Peter Norman, segundo en la carrera de 200 metros, también secundó la protesta. Cayeron en el ostracismo para luego rehabilitar su vida, entre miedos, amenazas y desplantes. La mujer de John se suicidó y Peter se hizo alcohólico y murió. Los otros dos llevaron el féretro en su funeral. Aprovechando los europeos de atletismo, Smith visita Barcelona y declara “he tenido miedo toda mi vida”. Por si alguien no se ha enterado, Smith y John son negros. Leo la biografía de Hank Aaron, jugador de beisbol americano, también negro, famoso por batir el legendario record de home runs de Babe Ruth. Hank inició a primeros de los 50 su periplo por las ligas menores, rompiendo la barrera del color en los equipos, a la par que trataba de descubrir donde estaba autorizado a ir o a cenar; baste como ejemplo de segregación racial el de un restaurante que rompe los platos después de que hayan terminado de cenar. Se llega a interiorizar que eres inferior cuando lo oyes de continuo. Eres un bicho raro porque llegas a pueblos donde todavía no han visto a nadie como tú y soportas las miradas de todos sobre tu cabeza. Pasando por pedradas o insultos en los campos, o pasando por tener que comer y vestirse en el autobús, o dormir en casas privadas porque los hoteles no te admiten, sólo blancos; hablamos de 1953. Tremenda contradicción la de un país que mandaba a los negros a dejarse la vida en Corea mientras que a la vuelta no eran admitidos a cenar. Pasaron los años y cuando Hank se acercaba al record se incrementaron las amenazas, miles de cartas recibidas exhortándole a desaparecer; hablamos del 73 y del 74, donde finalmente batea para ser el número uno. Ante la imbecilidad de muchos seres humanos, Aaron da ejemplo de superación para alcanzar la gloria. Lo dice uno de sus compañeros, no volvería a vivir un verano de esos ni por 1 millón de dólares, pero tampoco vendería la experiencia por otro millón.
I had a hammer. The Hank Aaron Story. 1991.(Hank Aaron con Lonnie Wheeler)

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