Con una prosa deliciosa, exquisita, llena de poesía y de recuerdo, Haro Tecglen desgrana sus vivencias de aquella república y de aquella guerra que siguió. Y se funde con la melancolía del recuerdo, a veces nebuloso, para dejar trazos de gran belleza, salidos del alma, secos y precisos unas veces, extendidos por recovecos otras. Puro genio para narrar y sentir, haciendo partícipe al lector de ese sentimiento, es decir, algo tan difícil para la mayoría y tan fácil para los grandes, atizar el corazón en las noches de lectura.
El niño republicano. Eduardo Haro Tecglen. 1996
domingo, 23 de mayo de 2010
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