domingo, 27 de septiembre de 2009

con la mochila a cuestas

Hubo un tiempo en el que Labordeta se echó el país en la mochila, recorrió España con ella y nos la presentó. Desde hace ya años, nuestros escolares recorren calles y plazas, pueblan autobuses con sus pesadas mochilas a la espalda, cada día, para ir y para volver a casa, nómadas de la educación, con su saber a cuestas, mochilas traidoras que un día pasarán su factura, pero eso es lo de menos, para algunos. No contentos con la genialidad instantánea que inventa allá donde poco habría que inventar, este año en el tuto, el nomadismo se ha hecho perpetuo, ya las aulas no existen, ya los alumnos cambian de espacio físico en cada signatura, ya los recreos se pueblan de mochilas, ya el absurdo se ha instalado. Dicen que la medida es temporal o experimental. Hay experimentos que no deberían ni empezar siquiera a idearse en la cabeza de nadie. Pero para eso hay que tener cabeza, en el buen sentido de la palabra. Ortega y Gasset, que de eso sabía un rato, tuvo su época de parlamentario. Aunque saliera escaldado de su paso por la práxis de la política, dejó alguna que otra perla. En 1932, segunda república, en pleno debate sobre el estatuto catalán, su discurso contenía la siguiente frase:
"La República necesita de todas las colaboraciones, las mayores y las ínfimas, porque necesita -queráis o no- hacer las cosas bien, y para eso todos somos pocos".
Hacer las cosas bien, en eso se resume todo, no parece díficil, pero alguien se empeña en que nuestros hijos sigan imitando a Labordeta.

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