viernes, 2 de octubre de 2009

corazonada

Todos hemos tenido alguna vez una corazonada, y todos sabemos que no significan nada, nada más que una ilusión, un anhelo o un deseo de que algo suceda, ya nos vemos celebrándolo, ya nos vemos disfrutando de ese momento que culmina nuestra corazonada. Alguien pensará que es fácil a toro pasado echar por tierra el lema de la candidatura para Madrid olímpica. No, no se trata de eso, se trata de reflejar la realidad de una votación que admite infinitas lecturas y de la que no sabemos lo que hay detrás, entre bastidores, con multinacionales que se juegan mucho dinero, con trueques que quizás acaban en un infinito montaje, quizás pantomima. En fín, decepción para los nuestros, que por un momento han levantado el espíritu patriota o nacional, han puesto la piel de gallina a más de uno y han ilusionado, o lo que es lo mismo, han hecho olvidar por un instante nuestras penurias, que no son pocas, sobre todo las económicas. Hoy precisamente, la prensa se hace eco del informe del Fondo Monetario Internacional que preveé una tasa de paro del 20% para nuestro país en el 2010. Con todo esto, deberíamos pensar sobre lo que los políticos hacen con nuestro voto, ellos saben lo que se hacen, podemos pensar, en ellos confiamos, pero alguna vez hay que levantar la bandera de la duda y pensar si detrás de todo esta parafernalia de intentos de organizar olimpiadas no habrá un deseo de salir de la realidad diaria, dura y compleja, donde los problemas no se limitan a que viejas glorias del deporte voten cada cuatro años donde se van a ir de viaje al cabo de otros cuantos años, no, los problemas son otros, reales, de paro, de problemas educativos, sanitarios, de proyecto de futuro, de investigación y desarrollo económico,..No olvidemos que nuestros representantes no suelen salir mal parados cuando abandonan el poder, pero los ciudadanos seguimos con nuestra vida, que necesita de algún tipo de planificación, que viene de ellos, no olvidemos, los que gestionan nuestro dinero, el que nos recaudan. En fin, si esto vale para que el nivel de desarrollo de Brasil suba, bienvenido sea, si esto vale para que la miseria se aleje de los alrededores de Río, bienvenido sea, si no es así, de poco habrá valido la corazonada brasileña.

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