sábado, 26 de septiembre de 2009

una enfermedad

Ahora que estamos tan preocupados por la gripe A, se me ocurre que hay enfermedades peores. Eso sí, no matan, por lo menos directamente, aunque podríamos hablar mucho sobre el tema. Será por eso que no nos preocupan tanto, también porque no necesitamos salir de casa e ir al médico para curarnos. Tan solo dejan agujeros en el alma, claro que sólo en aquellos que la tengan. Es tremendamente contagiosa, es dificil no pasar por ella en algún momento de la vida. El nombre no es temible y se llama hipocresía. Resulta que ahora a las grandes superficies les ha dado por volverse ecologistas, defensoras del medio ambiente, cruzada por el planeta que se nos escapa de las manos, fuera las bolsas de plástico, así de golpe y porrazo, hasta te descuentan 1 céntimo por bolsa no utilizada, por cierto, no se rían del ciudadano en plena crisis. Y nos lo creemos a medida que avanzamos por los pasillos mientras vemos cientos de productos en envoltorios de plástico, cartón y demás. Así que uno se va con la cabeza dando vueltas, pensando en el compromiso con el medio ambiente y se acuerda de los que respiramos el medio ambiente, que somos nosotros, y se acuerda de los trabajadores de ese centro, y piensa en lo que se dice por ahí, malas condiciones de trabajo, mal salario, etcétera. Y uno piensa que la enfermedad avanza peligrosamente, los desalmados siguen haciendo proselitismo y dejando almas secas, sin capacidad de respuesta ni crítica, sin capacidad de movilización ante un mundo que se nos ofrece como ideal, idealmente hipócrita.

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