miércoles, 1 de julio de 2009

el soñador

Los sueños de los humanos no cambian de un día para otro, ni aún que pasen cien años. Las ilusiones se mantienen, los "deseos de escapar lejos" cuando uno se siente encajonado, la frustración de ver que "en el extranjero todo es igual", es "ridículo mirar por las ventanas", intentando buscar no se sabe qué. Seguimos compartiendo el "anhelo infinito de una vida distinta, rica, y de un amor grande y poderoso". El protagonista lo busca con denuedo, cree tenerlo detrás de una ventana, no se da cuenta de lo que tiene a su alrededor, porque no acepta la realidad, tal y como es.
Van a pasar cien años desde su publicación y podría haber sido escrita ayer. Es nuestro sino, el buscar la eterna felicidad de un instante, de un momento de gloria, de un beso o de un recuerdo. Todo vale en su busqueda.

El soñador (Wladyslaw Reymont) 1910

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