miércoles, 10 de junio de 2009

sobre la mudez

El líder iraní, Alí Jameneí, ha declarado lo siguiente tras el discurso de esta semana de Obama en El Cairo: “Las palabras y los discursos no producen cambios”. Que le pregunten a un mudo la revolución que supondría en su vida poder hablar la palabra. O mejor, que les pregunten a los disidentes iraníes que son prisioneros del estado, precisamente por hablar. La palabra es el origen de todo, primero idea o pensamiento, después, hablada o escrita, difundida a los cuatro vientos, interiorizada por multitudes, motor de cambio. Quizás lo que le duele a Jameneí es verse derrotado precisamente por la palabra, que aunque sea en diferido, ha llegado a millares de hogares de su país. Quizás se acaba su discurso oscurantista y dictatorial. Quizás ha descubierto la superioridad moral en su teórico rival. Quizás él también debiera enmudecer de vez en cuando o de tarde en tarde, para dejar hablar a su pueblo.

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