viernes, 6 de marzo de 2009

huelga

Sorprende que ante la crisis económica actual, con una cifra de parados que aumenta día a día, el nivel de movilización social sea uno de los más bajos de los últimos años. Desde el gobierno central se invoca al diálogo social, que o no llega, o si llega no lleva a acuerdos. Las declaraciones individuales no aclaran mucho la cuestión, la patronal con lo de siempre, hablando del abaratamiento del despido, un gobierno que pide diálogo y unos sindicatos que no se atreven a mentar la bicha, es decir, la huelga, será por no fastidiar al gobernante actual, será porque su rigurosidad y objetividad les hace tomar esa decisión. En la oposición, sólo hablan de una posible huelga aquellos que cada vez están más alejados del voto popular, será porque la gente no entiende que tengan gestos de apoyo, como una manifestación, a favor del régimen cubano. Mientras, el goteo no cesa, se suceden los expedientes de regulación de empleo y la consiguiente aprobación de la mayoría de ellos, por no decir de la totalidad, y el Ministro de Trabajo del gobierno no ve incongruencia en el hecho de que una empresa con beneficios pueda presentar un ERE.
Entonces surge la pregunta de si una huelga tiene alguna utilidad. Habría que empezar por preguntarles a los jueces, que han protagonizado la huelga más famosa de los últimos tiempos, reivindicando una mejora de la situación de la justicia, algo plausible pero que parece alejado de la realidad social que se respira.
Si retrocedemos en el tiempo y nos vamos a Mayo de 1968, nos encontramos a unos estudiantes detenidos por protestar contra la guerra de Vietnam, los cuales se encontraron con una reacción de los suyos demandando mayor libertad de expresión. A estas reivindicaciones se sumaron los trabajadores para sumir al país en una situación que exigía una reacción por parte del Gobierno. Así fue y en poco tiempo se alcanzaron una serie de acuerdos como una subida del 35% para el salario mínimo, una disminución de la edad de jubilación y una reforma del sistema educativo. Para refrendar esto, De Gaulle disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones para finales de Junio, ganando con el 60% del apoyo del pueblo.
Un eslogan de aquella época decía que una revolución cesa a partir del momento en que hay que sacrificarse por ella. Aquí hay gente que ya se está sacrificando sin haber empezado la revolución, y sino, que se lo pregunten a los parados. Una huelga es otra forma de sacrificio además de una expresión de hartazgo con el objetivo de pedirle al poder que establezca un modelo de relaciones laborales que sea responsable para con la sociedad, es decir, para con todos y cada uno de los integrantes de ésta. Por lo que parece, todavía no tenemos muy claro si queremos ese modelo.

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