jueves, 20 de noviembre de 2025

cerebro

Arrimo el hombro, y después vienen tristezas invasoras, de esas que caen del cielo o suben de los infiernos, será porque veo que la soledad se suele sentar en bancos.

Su cerebro no se ata a la supervivencia como el de ella, se ata a un destino cierto lleno de incertidumbres, cerebro débil, los niños no lloran, y menos los que ya cumplieron tantos años y almacenan tantos conflictos emocionales que si explotaran mancharían todo con sus idas y venidas.

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