Me conozco los nombres de muchas de las jugadoras de la selección española, sé donde juegan, es fútbol, me gusta, también hay aficionados que no soportan ver a las mujeres jugando. Todo es cuestión de ver y seguir viendo para comprobar que las pausas a veces realzan el juego, que la violencia es infinitamente menor, que el teatro todavía no ha asomado por el césped, que las piscinas no existen y que aparecen jugadoras que por sí solas ya justifican el precio de una entrada, por no decir que es fantástico ver unas gradas menos agresivas, sin torsos desnudos, sin vándalos escoltados y con montones de niñas y niños que miran, ven, sufren y disfrutan.
domingo, 27 de julio de 2025
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