domingo, 10 de diciembre de 2023

transición

Ayer la calle oscureció antes a pesar de las sonrisas de algunas personas. Hoy la calle que llevo se revuelve y retuerce y a pesar de eso mirando hacia arriba aún veo luz que se filtra por resquicios y que cabalga por encima de las sombras. Luz que nunca se apagará aunque llegue la noche porque hay una farola o ese alguien que no duerme ni baja la persiana y comparte su encendida quietud conmigo.

Viene el sueño que puede ser poco y mal o mucho y bien aunque podría ser lo opuesto y me acuesto con miedos que son atávicos, no adquiridos, y no corro riesgos y esperaré a que llegue el arrepentimiento que siempre asoma.

Será dentro del sueño donde veo cuerpos inconclusos o que perdieron la consistencia, pero no son reales.

Al despertar inicio página por donde asoman dos dedos que no son míos, parecen vendados pero están dibujados al natural, parecen querer evitar que se cierre la puerta. No es miedo al vacío, me gusta llenar páginas.

Paso el día andando y a lo lejos veo nada más que un atardecer que anochece, rojos rastros que no sé si son de ayer o del hoy que acaba bajo una lluvia loca.

El nuevo día me recuerda que había una vez una isla en el mar y un perro empapado de agua y arena, y me asoma la pregunta de ayer, ¿qué hacían las nubes suspendidas, por qué no caían?, hoy acabé envuelto en ellas. 

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