jueves, 12 de enero de 2023

lisboa.enero2023.1

Ruidos nuevos, esos pájaros, hasta los colores son diferentes.

Río con olas, con gaviotas, con viento, y a un paso los adoquines que engañan, y todo bajo un cielo vibrante que apagaron las luces de Navidad, y ella que quiere atrapar algo con sus dedos, si viento o más ella sólo lo sabe, una mano enfundada y el aire que la mece.


Darse cuenta que las calles son conocidas. Por Alfama hay rincones de banco, de tres Marías, hay ropa tendida que no para de secarse, mañana los colores serán otros.
Cuidado con el empedrado y paciencia cuesta arriba, descansa en ese banco y sonríe que no habrá otro día como hoy. Portales que se suceden, qué estrecha será la casa, números pares.


Y si subes y te asomas verás tejados rojos con sus luces y sus sombras. Y hasta una foto en el mirador sin dejar de escuchar las campanas, fue y será una hora o su media.
La poeta que escribe, la poeta dibujada, Florbela. La otra poeta, Sophia Mello, que quiere volver al mar, a vivirlo de nuevo, eso escribió. 


Y caminando, subiendo y bajando se alcanza otro mirador con sonidos y agua, donde Adamastor, inmenso, parece estar en lucha consigo mismo. Mais amor claman las paredes y a eso cantan en clave de bosanova.


Y las calles estrechas donde el tranvía y poco más cabe, y los peatones quietos y firmes contenemos la respiración, ya ha pasado, sigue el camino, pisa fuerte, dame la mano, no nos perdamos, pisadas en la noche que se llena de estrellas.

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