Algo es diferente. O todo es diferente en esta novela que amanece en la ciudad costera donde llega Berg, el que cambió su nombre por Greb. Hay locura, disparate y acción, como en esas obras de teatro donde se abren puertas y se cierran y así indefinidamente. Aunque también hay un exterior de mar, agua y muelles que las gaviotas sobrevuelan, todo ello en movimiento. Y cartas que se cruzan en el correo y que reducen la velocidad, que aportan pasado a los personajes, que pretenden poner en perspectiva por qué llegaron hasta aquí, a este refugio momentáneo. Aparte de recomendarla no puedo hacer otra cosa.
Berg. Ann Quin. 1964
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