Hay veces que pinto sólo la mitad de algo, la otra permanece escondida, pero no en la sombra, está ausente, ida o desaparecida. Y por eso, si es persona o rostro, puede que sea esa la razón de que no sepa interpretar mis palabras, porque faltan la mitad de sus sentidos. Oír, escuchar sin entender. Y quizás sea entonces cuando amanezca un gesto de incredulidad en lo queda de él o de ella, de no creerse algo, o de querer hablar, decir algo, y no saber qué. Entonces guardará sus manos, que no las pinté, escondiéndolas en los bolsillos de su gabán. Puede que también sea por el frío que llega o por la lluvia de Otoño que viene del oeste, racheada, llevada en volandas por el viento, mecida.
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Hace 5 semanas
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