La película transcurre
apacible, sin más, y de repente el sobresalto, el giro, la tuerca que se deja
mover y todo se transforma. Dicen que los guiones dan vida y aquí sucede. Vidas
de sobra para moverse por terrenos pantanosos, para mezclar géneros, para que
venga el diluvio, para que todo cambie, para que nadie se sienta seguro ni
satisfecho, ni medianamente tranquilo. Buena película, inclasificable,
Parásitos. El cine se llena de lengua que nadie entiende, pienso. Un perfecto
coreano, quizás, subtitulado, en letras blancas sobre fondos que cambian. Y un
inciso, será que soy mayor, pero cada vez soporto menos al prójimo en el cine,
que se mueve, que carraspea, que tose, que cambia su cabeza, que da patadas por
detrás, que bebe o que come. Por eso, el hogar, sin oscuridad, se transforma en
la pantalla ideal. Ahí veo El Autor. Una Sevilla diferente, alejada de tópicos,
de calma chicha y ventilador, de calor que se siente, es el escenario para otro
sutil guion que también termina por descuadrar al espectador, que esta vez
escucha nuestra lengua sin letras añadidas, sin más.
Pastel de manzana en Airfriyer
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Batir 1 huevo, un chorrito de aceite, otro mas grande de leche, una
cucharada de Royal y harina hasta que quede una crema. Pelar una manzana y
cortarla en ...
Hace 3 días
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