La noche deja algún
chaparrón y ruidos de ducha temprana. Es lunes, Carrefour abrió y aparcamos
ahí. En Darwin se pretende trabajar de forma sostenible respetando el medio
ambiental. Antiguos cuarteles y base nazi para la construcción de submarinos,
el espacio se antoja enorme. Ondea la bandera republicana junto a la francesa y
una placa recuerda a los republicanos españoles presos obligados a trabajar en
la base. Algunos de ellos murieron. Hay pintadas, murales y decoración vintage
en tienda y restaurante ecológico con mesas de cocina y sillas de antes. Reciclar
para no gastar. Y sobre todo gente que trabaja en extraños contenedores. Muchas
fotos.
Esta ribera del Garona quiere ser verde y salvaje, con cercas de madera
que separan el césped del agua. La gente corre y corre, otra constante de
Francia, a todas horas, entre cartas olvidadas de los que se fueron a la gran
guerra. La ribera clásica asoma entre los árboles. Precioso este paseo.
Tras cruzar el puente
encontramos rastros y huellas del padre Chaminade, fundador de los Marianistas.
Después San Michel, imponente basílica, vieja, no restaurada, me gusta que la
piedra sea oscura. Hay silencio, algún paso, portazo, otros pasos, y vidrieras
modernas que dejan pasar una luz que pinta de colores las piedras. A destacar
la capilla del Santo Sepulcro con un hermoso retablo en piedra del XV. El
campanario se eleva fuera, en medio del mercadillo que vende de todo. Comemos bien
en Caruso mientras caen cuatro gotas y se van. Los soldados patrullan de ocho
en ocho, en ambas aceras. Agradable ver la vida pasar por el ventanal. Mas zapatilla
para llegarnos al museo de bellas artes, en el jardín que separa ambas alas
ondean reproducciones de obras y el sol se agradece. Son rostros, incompletos,
bodegones y paisajes con nubes. El museo merece una entrada aparte, muy
recomendable. También llegaron los romanos hasta aquí y quedan unos restos del
coliseo o anfiteatro romano. Los niños salieron de clase. En el barrio de los
Cartujos (Chartrons) también hay iglesia neogótica, de San Luis. En el jardín
público hay juegos, hay sol, unos tumbados, otros sentados. Lo que sería un
parque, con estanques, patos y puentes metálicos. Juana de Arco siempre
presente. Se hizo de noche, poco a poco, cenamos en Fuxia donde suena la música
italiana, romántica. El hotel Normandíe solo tiene una luz encendida, o son huéspedes
o son fantasmas. A casa despacito mientras la gente sigue tomando cerveza o
cenando al aire libre, son jóvenes.
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