sábado, 2 de marzo de 2019

brighton de nuevo.3


Domingo de sol, alquilamos coche tras subir cuestas. Objetivo Oxford. A veces éstos no se cumplen, simplemente se cambian. Los corredores se dirigen a la salida de la media maratón. Nosotros encontramos seis kilómetros de atasco, o cuatro millas, provocados por un accidente que hace que cambiemos el destino. Será Windsor donde la gente se arremolina alrededor del castillo. Comemos algo rápido para poder visitarlo. La capilla cerrada, es domingo. Los apartamentos y sus habitaciones y salas y salones se antojan elegantes, más humildes que en España. Lienzos de Rubens, Van Dyck y algunos otros maestros. Bustos de Leoni, armas y armaduras, como la de Enrique VIII. La visita se antoja cara pero nos permite preguntar y enterarnos que hay servicio en la capilla a las cinco. Después de pasear el camino recto que sale del castillo, lleno de paseantes e instantáneas, acudimos a la mal llamada capilla de San Jorge, lo digo por su tamaño. Es grande, espectacular el edificio y su interior. Allí, cercanos al altar nos sentamos y levantamos en el escenario de las bodas reales y televisivas. También lugar de reposo de reyes y más como Enrique VIII. Espadas, escudos, adornos, banderas. En la silla de madera del coro oímos las dos lecturas y sobre todo a los jóvenes universitarios de una coral de Cambridge que cantan salmos como los ángeles. Rezamos en inglés siguiendo el guion y pasamos un rato de recogimiento bajo luces individuales que dan un aire oscuro al lugar. Antes fueron velas. Café a la salida y vuelta a Brighton, esta vez sin atasco. Cenamos en la Marina, GBK, echamos gasolina, devolvemos el coche bajo las estrellas y bajamos la colina para despedirnos y volver al hotel.

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