sábado, 2 de marzo de 2019

brighton de nuevo.2


Las gaviotas parecen no dormir. Es sábado y hace sol. Llegamos al límite del mar. Los cuervos y gaviotas no pueden hacer competencia a las olas y a su sonido que lo envuelve todo. Bicis y carreristas de buena mañana. Desayunamos en el Trading Post, con mucha espera. Mucha gente y poco servicio. Bono diario de autobús para ir en la delantera de un segundo piso que da vértigo o en la trasera del mismo, que recuerda a la excursión escolar de entonces. Hacia Lewes, hay cuestas y tiendas de antigüedades. Bonito pueblo para perderse. Gente de aquí para allá. Hay plantas, flores y castillo, también río y señores que se sientan al sol. Cada rayo se aprovecha, hoy hay muchos. 
De vuelta a Brighton, tiempo para comida en truck food (griega) y nuevo viaje hacia Devil’s Dyke. Se invoca al diablo pero encontramos todo lo contrario en nuestro destino, paz. Algo más de frío y viento bajo el sol. Hay colinas, verdes, valles y senderos con caminantes y perros, muchas vacas, negras, y ovejas grandes, fotos y más gente. Al fondo parece que hubiera boina negra de contaminación, más al fondo el mar. Subimos, bajamos, pisamos hierba. Cola en la espera para volver. 
Descansamos con la taza caliente, algo de guitarra, sentimiento y risa. La vida del sábado en las calles, se bebe, mucho, se notan las consecuencias pronto. Cena de buffet, normal. Despedida de soltera, gente en locales, tatuajes, hay convención en la ciudad. Recuerdo el mar, nadie se lo tatúa. ¿Es posible?

No hay comentarios: