Se fueron las lluvias un jueves. Echamos a andar en
busca de Santa Práxedes. Nos habían dicho unos amigos que era preciosa. Y tenían
razón. Pequeña y repleta de arte bizantino con la joya de una pequeña capilla,
dedicada a San Zenón, donde la luz se enciende con monedas. También reliquia de
la columna de la flagelación de Cristo. Caminamos hasta el coliseo, despacio. Hemos
quedado para hacer una nueva visita guiada. Damos la vuelta al ruedo por el
exterior para admirar la altura y para fotografiar los espacios. Buscamos el
sol que calienta. Los alrededores del anfiteatro Flavio empiezan a llenarse de
personas y grupos, muchos escolares. El nuestro arranca puntual, se llama
Rosana la guía, es italiana, y la visita, de tres horas, será recordada. La visita
arranca en el foro, con lección de historia. El foro como lugar de encuentro para
el comercio, para el intercambio. Valle de agua entre colinas pobladas. Todo eso
evolucionará pero nunca perderá el carácter público. Quedan restos, columnas,
piedras, calzadas que pisaron muchos. Y sobre todo historias que Rosana va
desgranando con calma. Subimos a los palacios del Palatino, más historias,
restos de circo a lo lejos, el Massimo, que albergaba a 250.000 personas, y
vistas del foro. Y queda el coliseo, un espectáculo, aquí llegan las historias
de gladiadores, emperadores, cónsules, el senado, las luchas, las conquistas y
las guerras civiles. Fotos y más fotos, dando la vuelta e imaginando. Hambre, y
nos cuentan en un semáforo que la pasta de Angelino ha ganado premios. No lo
pensamos más, al lado del coliseo, Osteria con abundante decoración, de paredes
llenas y buena comida, aquí desde 1899. Andar después de comer, salir del
bullicio, buscando una iglesia redonda, que está en obras. Lástima. Pero hay
más, tantas que es fácil elegir la siguiente, la que esté en la calle presente,
o en la siguiente…nos topamos con San Juan y San Pablo, con lámparas colgantes
y altar de Santa Gema Galgani. Andamos la espina del circo Massimo. También hay
perros sueltos en Roma, pero menos. Verde el recorrido que se antoja largo, no
para las cuadrigas. En Santa María in Cosmedin hay cola exterior para meter la
mano en la boca de la verdad, sobre todo jóvenes, muchos asiáticos. No haremos
ninguna de las dos cosas. La iglesia no tiene tantas solicitudes, hay cripta
también. Para subir a Santa María Ara Coeli hay que subir escalones, tantos
como 122. Es grande, de techo plano, con muchas lámparas. Bajar escalones
siempre fue más fácil. Volvemos a la iglesia de Jesús, hay teatro barroco a las
cinco. Un poco de música, unas palabras, silencios y en la capilla de San
Ignacio se descubre el lienzo principal y aparece una escultura plateada del
santo, todo se ilumina. Plata y cobre relucen. También hay basílica de los doce
apóstoles y zona sagrada en el Largo Argentino. Visitamos una librería para
comprar el compendio de las obras de Miguel Ángel y vemos como las mujeres en
Roma también celebran su día, manifestación y proclamas. La magnífica columna
de Trajano se ilumina y paseamos los foros de éste, Augusto y Nerva. Miradores para
eso, para mirar y seguir imaginando. En el gran café del passegero cenamos
bien, ya cansados. Toca dormir.
Pastel de manzana en Airfriyer
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Batir 1 huevo, un chorrito de aceite, otro mas grande de leche, una
cucharada de Royal y harina hasta que quede una crema. Pelar una manzana y
cortarla en ...
Hace 2 días
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