domingo, 8 de octubre de 2017

Aveiro

Es viernes. Hay niebla para cruzar el Douro. Niebla en Aveiro también. No impide ver los colores de las casas ni las aguas del canal. Algunos hablan de Venecia, todo porque hay góndolas o canal. Hasta puente para saludar. Los turistas se mecen o pasean. Muchos también. Vuelvo al color de las fachadas, chillón en muchos casos, valiente, brillante, me gusta. Denota gusto por lo visual, por lo diferente, estéticamente impecable. Desconozco qué esconderá el interior. Los reflejos en el agua se amontonan. Elvis, que canta. No, es su canción. Venden sal, sardinas en lata, donde ésta tiene un poco de arte. Y sale el sol, que no se vende. Rompe las nubes y da otro aire a los canales y barcas. La iglesia de la Misericordia presenta un retablo al uso, no de escaleras que ascienden. Bonito el lienzo de la virgen amparando con su manto. Santa Juana presente en la Catedral, es la patrona de Aveiro, hija de Alfonso V y de Isabel de Coimbra. Comemos y muy bien en Porto 36. El mar y sus alimentos como protagonistas. Muy recomendable el Museo de Santa Juana, arte por doquier. Hoy es gratis. Pintura, escultura, la iglesia de Jesús, todo enclavado en antiguo convento. Claustro siempre silencioso. “De profundis” empieza a decir la priora al lavarse las manos antes de comer, conocemos lo que es el “debillium”, al lado del refectorio. Usos y costumbres ya pasados. Coche para buscar. Y encontrar dunas que se recorren desde una pasarela de madera y un mar pacífico aunque el viento norte parece levantarse. Luego ya en Costa Nova hay casas de colores y muchas fotos, y vecinos que viven en ellas, la mayoría arregladas, otras no. Se prepara la fiesta de la noche, al lado del mar. Pasear y pasear. También hay río en Coímbra, inmenso. Y cuestas y piedras y escaleras. Miradores para ver la otra orilla. Y pintadas que dicen algo como, “que fuerza es esa que así te manda obedecer…” y suena el fado. El río es el Mondego, es portugués. No cruza otras tierras. Cenamos en el Arcada, de estilo vintage. En la tienda china la niña masajea a la madre a base de lo que parecen puñetazos. Hacemos tiempo para el concierto, en plaza angosta, sentados en un borde, cantan y tocan fado. Con capa negra aunque no haga frío, la guitarra española, la portuguesa y un teclado, dos voces, solas y juntas. Mucho Silva, Joao, Ricardo y Nuno, que pone la voz. No me quedo con los nombres de los otros dos artistas. Sentimiento del que se entienden algunas cosas. Precioso espectáculo. La noche se va.

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