martes, 5 de septiembre de 2017

nava del rey



Amanecer de domingo, desayunamos mientras algunos todavía siguen la boda de ayer. Hay animación en el bar y paz en la dársena. Alquilamos bicis para recorrer 8 km que luego serán de vuelta. Bonitos paisajes, alcanzamos esclusa y viaducto sobre un Sequillo con agua. Espectacular el entorno y bastantes usuarios en bicicleta y andando. Camino de Nava del Rey. Terrazas llenas, animación y trajes de Domingo. Comemos el menú del día en el bar Manza mientras suena la televisión. Hacemos tiempo, paseamos lo que escasos turistas harían, el pueblo se va quedando en calma. Las calles finalizan, volvemos, nos sentamos, nadie excepto los pájaros. Que sople el viento, no lo hace, ambiente desolado. Puntual llega Jose Manuel con quién había hablado por la mañana. Cinco de la tarde. Estaremos con él dos horas y media en una de esas visitas memorables. La oficina de turismo se enclava en antiguo convento, luego colegio, luego casas de maestros, ahora dependencias municipales, como la biblioteca donde antes estaba la capilla de las monjas. Ahí estaban las obras de Luis Salvador Carmona, natural del pueblo, que ahora están en convento nuevo, y cerrado. Las monjas se fueron a Granada. Se busca acuerdo para poder incorporar las obras, muchas, allí guardadas, al patrimonio municipal. Jose Manuel es un libro abierto. Disfruta con su trabajo de enseñar y divulgar. El objetivo es la iglesia de los Santos Juanes. Todo un espectáculo. Mil historias nos cuenta. Desde el origen del vino rancio que elevó la prosperidad del pueblo en su día a cambio de convertirse en distribuidor de hierro para Castilla hasta de donde viene el vino de solera. De ahí saltaremos a arquitectura, escultura, música,…todo cabe. Esta noche hay concierto, cantará la hija de la Caballé, empiezan los preparativos. Apasionante la historia del campanero y familia que ocupaban cocina y cuatro alturas más en la torre. Hoy todo se automatizó. Nunca estuve tan cerca de un retablo, mirando para arriba, para ver las caras de padre, hijo y espíritu santo, cómo cuando el sacerdote celebraba la misa de espaldas. Nos cuenta detalles del retablo de Gregorio Fernández y escuela. También vemos el magnífico San Antón, obra maestra que nunca salió del pueblo. Hay trascoro con retablos de cofradías, para celebrar misas, muchas de ellas a la vez, cuando el pueblo era más grande y había 47 sacerdotes. Hoy hay uno, al que saludamos. De dos mil habitantes mil son cofrades. La semana santa debe ser un espectáculo. Nos queda para el final una sala donde nos enseña a distinguir una escultura de Carmona de otra de su sobrino. Calidad innata o no. Admiramos un San Miguel de Alejandro Carnicero y como broche final vemos el grupo escultórico de Llanto sobre Cristo muerto, fechado hacia 1510, obra anónima que se viene en atribuir al Maestro de San Pablo de la Moraleja. Ocho figuras principales y varios donantes alrededor. Nos quedamos sin palabras. Nos recomienda Jose Manuel alguna visita más y le hacemos caso. Subimos a la ermita de la Virgen de los Pegotes (antorchas de brea). Hay ermitaño y vistas a las navas. De ahí, carretera, tráfico y vuelta a la otra vida no sin antes descubrir el porqué de las botellas de agua en los pueblos. Para que los perros no se acerquen. En fin siempre se aprende algo o mucho. El día de hoy dio para eso y más.

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