Las carteras de plástico eran de Valdespino, Jerez y
Cognac. De ese plástico que todavía huele y han pasado cuarenta años. Si abrimos la caja de los recuerdos dentro de otros cuarenta años apuesto a
que seguirá ese olor inconfundible en ese objeto que yo sigo acercándome a la
nariz. Carteras
para llevar algo o para dejar guardadas, olvidadas. Para llevar ese carnet de
piscina o un papelajo, carteras que nos hacían parecer adultos. Ellos siempre
llevaban mas cosas aparte de dinero. Documentos, papeles o sellos, o estampas
de virgen o santo. Oraciones a la Purísima. Las mismas
que los futbolistas, algunos, siguen rezando. Hay signos, externos, como la
señal de la cruz. Hay dedicatorias a un cielo que responde en silencio. Hay fútbol
de otro tiempo en esa caja de objetos inservibles para la humanidad y que
conforman mi memoria externa. Es el campo municipal de deportes Carlos Belmonte
con publicidad de Café Legorburo. Pureza. Juegan el Club Real Murcia y el Albacete
Balompié. Pretemporada de ambos, el Albacete para inaugurar su camino en la
Regional preferente murciana que le llevaría a la tercera de nuevo al acabar el
curso. Es miércoles, 18 de agosto de 1976. Marcador caballero es la tribuna.
Los murcianos militaban en la tercera. El resultado es imposible de recordar.
Afuera hace calor, ya es de noche. Amistosos de chicharras y moscas. Y el gol bajo los focos de un campo que reluce verde. No son verdes sino
blancas esas fichas de libros que asoman, con líneas horizontales que obligan a
no torcer la letra de una escritura a bolígrafo. Reseñas de libros, de esas que podrían caber en un
archivador que se abre y donde se busca sin google. A mano. Autor, título,
editorial, asunto, cual es el fin de la lectura y juicio. Los asuntos son
varios. Históricos, policiacos, aventuras, novelas, biografías. Aparecen Verne
o Salgari, Hitchcock o Blyton. Julio César o El Cid que cabalga de nuevo. Algunos de esos libros ocupan estanterías del camarote de mi casa. Ahora le
llaman trastero. Y servían y servirán para recrear, instruir, divertir,…Muy
bonito, ameno, aburrido en algunas partes, interesantes otras. Cal y arena. Lo mismo de siempre.
Pero siempre con un trasfondo un tanto épico. Son personajes que sobresalen,
sean históricos o sean los mejores policías o investigadores. Figuras que se
ensalzan pero que también tienen su punto de humildad. Siempre ganan los
buenos. Otra constante. Aunque no sepamos de qué estaban acusados los malos o
que estaban haciendo mal para merecer la ira de la espada.
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