jueves, 1 de septiembre de 2016

valencia



En una hora estamos en Valencia. Autopista para alcanzar una ciudad llena de turismo y vida. Recuerdos de otras fechas. Buscamos comida antes de nada. En la plaza redonda. La han cambiado, le han quitado el encanto de lo viejo. Ahora es uniforme, monocolor, antes era lo contrario. Quizás el cambio traiga mas negocio, mas llamadas al consumo. No hay quien pare esto. Comemos en restaurante sin cartel de nombre todavía. Abierto antes de las Fallas. La fideua nos dura ocho minutos, de reloj. Muy buena. Tardaron mas en cocinarla. Se llama el local La Redonda. Auguro futuro aunque nunca se sabe. La oferta es extensa en toda la zona. Una señora que vende pulseras de lana. Muy mayor, necesita dinero. Mucha gente pidiendo. El mercado central, céntrico, si conserva la antigüedad. Los puestos van cerrando. Descubrimos el xinxol, pequeña manzana, y que los melocotones saben bien. No cierra al mediodía, una iglesia. Restaurada hace unos meses. Le denominaron la Capilla Sixtina de Valencia. Tres euros la entrada. Lugar entregado tras la toma de la ciudad en 1278 a los dominicos. Varias reformas, templo gótico en el XV. Reforma barroca en 1693. Pinturas al fresco en bóveda y presbiterio. Realizadas por Dionis Vidal siguiendo el diseño de Antonio Palomino. Se muestran en la bóveda algunos hitos de la vida de los titulares del templo, san Nicolás y san Pedro Mártir, éste último dominico, natural de Verona. El lugar impresiona. Recogido a esta hora de la sobremesa poco a poco empieza a llegar gente. Mas joyas en las capillas como en la del calvario. Retablo de la crucifixión. Talla de Cristo sobre fondo pictórico de Juan de Juanes. Vidrieras que giran sobre su eje y ventiladores para paliar el calor. Quién diría que al final de un callejón aparece esta maravilla. La Basílica de la Virgen de los Desamparados abre a las cinco y se llena enseguida. Una señora ciega sube con ayuda a camarín. La virgen da la espalda al público. Hay que subir para verla. Ovalado el recinto y lleno de color. Frescos de Palomino, de 1701.Obra de mediados del XVII. La devoción está ligada al hospital de inocentes, locos y orates, creado en 1410. Parece ser que la imagen se colocaba sobre los difuntos. Mas tarde su amparo se extendió a mas desfavorecidos.
Valencia de rincones y plazas, de terrazas y calor. Andar y andar. Mucho visitante extranjero.
El museo nacional de cerámica y de las artes suntuarias “González Martí” es un espectáculo por fuera y por dentro. Situado en el Palacio del Marqués de Dos Aguas. Carruajes, indumentario, algo de pintura, escultura y mucha cerámica, todo ello subiendo escaleras que permiten ver el patio decorado. Salones de baile o visitas, dormitorios o antesalas. Las obras del palacio se inician en 1740. Portada de alabastro realizada por Ignacio Vergara con Virgen del Rosario de Molinelli. Cuadros de Pinazo en el interior. Descubrimos mancerinas, jícaras y aguamaniles. Tomamos algo en Blanquita, plaza del Dr. Collado. El músico callejero no puede tocar, no le dejan amplificar el sonido. Horchata grande y noche que se hace. Hora de volver. Valencia merecerá mas y dedicados días.

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