skip to main |
skip to sidebar
pastrana-2
Canta el gallo y vuelve a
volar el pájaro descansado, y vuelve a cantar. El cielo es azul. Vamos a San
José. Al final había misa, de nueve. Las señoras llegan y ocupan sus asientos,
probablemente siempre los mismos. Todas se detienen antes, al final de la nave,
para rezar a la Piedad, o al Nazareno, o al Santo Entierro. Nos dice una señora
que el Nazareno es muy milagroso y que habló. Oímos las mismas lecturas de ayer
pero diferente sermón. Largo y profundo. Todo para decir que cada uno de
nosotros tiene algo que hacer, con el prójimo. Ahí se resume todo, se resumió y
siempre se resumirá. Pero a veces la gente se olvida. Por eso es bueno
recordarlo. Todo lo demás podría sobrar. Una placa en la pared recuerda que
Doña Cristina Guera de la Vega, mujer del capitán Gregorio de Chinchilla
ingresó en este convento en 1603. Desayuno en el hotel, casero. Y coche hasta
el convento del Carmen. Fundado por Santa Teresa de Jesús, al llamado de los
primeros duques de Pastrana, en 1569. Entre sus religiosos destaca la figura de
San Juan de la Cruz que fue maestro de novicios. Estuvo ocupado por Frailes
Carmelitas hasta la desamortización de Mendizábal (1836). Más tarde, en 1855,
fue ocupado por la Orden Franciscana, que lo utilizó como seminario para formar
a los misioneros que enviaban a extremo oriente. Hoy ya no residen ahí, se
utiliza temporalmente sólo. Visita guiada y muy interesante. Uno de los dos
frailes que junto con la Santa inician la actividad del convento era pintor
también. Ahí están un par de sus cuadros. Se llama Fray Juan de la Miseria. Pinta
a su compañero, también italiano, Ambrosio Mariano, recibiendo la Orden del
Carmelo. Interesante cuadro histórico también, el de la conversión del Duque de
Gandía, cuando observa el cadáver de la emperatriz Isabel. Obra de Salvador
Maella. O San Juan de la Cruz pintado por Alonso de Arco. El hijo de los
príncipes, Fray Pedro González de Mendoza (1570-1639) encarga a la Escuela
Madrileña una serie de cuadros que reflejen la estancia de Santa Teresa en
Pastrana. Llegamos a la estrella de la colección, el Cristo de la Verdad, de Gregorio
Fernández. Magnífico en su altura. Una sorpresa, la de Juan Antonio de Frías y
Escalante (1633-1669) y su Transverberación de Santa Teresa. Se está bien bajo
el Palacio Ducal. Visita de hechos históricos. Se conserva el artesonado y nos
cuentan la historia de los príncipes. Él, criado a la sombra de Felipe II, ella
de la familia Mendoza. Se ve el balcón enrejado desde donde se asomaba en su
cautiverio a la plaza, una hora al día para tomar el sol. Su hija Ana emparentó
con los Medina-Sidonia, de ahí el nombre del parque de Doñana. Aceleramos el
paso para llegar a la Colegiata, también guiada la visita, puro espectáculo. Pintura
sobre alabastro en el altar, de 1624, y que representa a la Asunción. Cristo
anónimo del románico tardío, primeros del gótico, talla en madera. La joya son
los tapices de Pastrana, hechos en Bélgica, finales del XV. Encargo de Alfonso
V de Portugal para conmemorar conquistas en el norte de África. Coloridos, llenos
de historia y arte. Las explicaciones detalladas ayudan a entender lo que
vemos. Aparte de tapices, salas de lienzos y esculturas. Maria Gasca de la Vega
retratada ante la Dolorosa, cuadro del belga Felipe Diricksen, obra de 1625.
Anónimo en tabla que representa a María Magdalena con donante e hijo. Virgen de
Belén, anónima del XVIII. Parece enfadada. Descendimiento de Juan de Borgoña,
hacia 1537. Y un bonito lienzo de la hija pequeña de los príncipes, Ana de
Silva y Mendoza, que ante la muerte de su prometido, ingresa como monja en San
José. También Salzillo y la Divina Pastora. La cripta nos trae frío y urnas que
acogen a príncipes y familiares. En la salida un par de tablas de Mayno, el
pintor local que parece pasar desapercibido. Hora de comer y conducir por
carreteras distintas, con mas rectas, en dirección a Guadalajara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario