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salamanca-2
Veintinueve monjes dominicos habitan el convento de San Esteban. Pagamos
la entrada en el pórtico y pasamos al claustro de grandes arcos y espejos
colocados en el suelo para admirar la belleza del entorno. Dos pisos y ciprés
solitario. Paseamos y encontramos el capítulo antiguo que alberga un audiovisual
que habla de la labor de los orden de los predicadores. Allí está enterrado
Francisco de Vitoria, impulsor de los derechos de los indios junto con
Bartolomé de las Casas. El confesionario de Santa Teresa presenta un
audiovisual. Allá donde nosotros escuchamos se sentaba su confesor. Subimos la
escalera de Soto, costeada por el confesor de Carlos V. Al final, un relieve de
la Magdalena parece asomarse al vacío. Desde el coro se observa a los
desperdigados asistentes a la misa que no quieren ocupar los primeros bancos. Aprovechamos
que finaliza ésta para visitar la Iglesia. Inaugurada en 1610, tiene forma de
cruz latina. Retablo de José de Churriguera. Se suceden diversas capillas, allá
donde confesaba la santa hay un calvario policromado de estilo gótico. Volvemos
a subir la escalera. Queda visitar el museo, una sala dedicada a la vida y obra
del fundador de la orden, Santo Domingo de Guzmán. La otra acoge arte. Resalta una
talla de la Inmaculada, anterior a 1646, obra del grupo de Toro. Y sobre todo
una Virgen con niño de Rubens, 1615, preciosa. Buen rato el pasado entre las
historias del convento. Seguimos paseando y la casa de las conchas nos recibe
con otro patio de doble altura. La iglesia de la Purísima celebra misa. Monumentales
obras en el altar mayor y en los laterales. La visitaremos al día siguiente
para admirar las obras de Ribera. Otra iglesia, esta reducida, la de Santa
María de los Caballeros fue cedida en 2009 a los ortodoxos rumanos. Se hablan
otras lenguas allá dentro. Suena la música. Es hora de comer algo. Subimos empinadas
escaleras en el Mesón Cervantes de la Plaza Mayor. Tapa y cerveza. Buenas vistas.
Otra tapa mas, esta vez de chanfaina. Hace frío y llueve. Hacemos tiempo para
la visita a la catedral que es gratuita a partir de las tres de la tarde los
domingos. Dulzaineros tocan y parejas bailan. Combaten el frío. El café la
Platea cierra mañana por reformas. Hoy todavía atiende y desde su amplia
cristalera se ve la vida pasar. Primero la catedral vieja, con murales que
representan milagros atribuidos al Cristo de las Batallas. Audio guía extensa. Retablo
semicircular, con 53 escenas pintadas, presididas por la Virgen de la Vega. En
el ábside el jucio final. Tres hermanos florentinos, los Delli. Encima el
cimborrio o Torre gallo. El claustro se destruyó en el terremoto de Lisboa. Restaurado
y cerrado. Muchas capillas, todas con historia como la de Anaya que tiene el
órgano mas antiguo de Europa o la de Santa Catalina que tiene un bonito relieve
de la Adoración de los Reyes en piedra que merece una restauración. En la de
Santa Barbara se pasaban los exámenes. En el centro el sepulcro del obispo Juan
Lucero que acompaño a Alfonso XI en la reconquista. En la de San Salvador,
fundada por Rodrigo Arias Maldonado está enterrado también su nieto, el
comunero Maldonado. Conserva el pendón de la familia. Pasamos al gótico de la
nueva, construida entre 1510 y el XVIII. En la capilla dorada un memento mori. La
muerte se asoma con sudario y ataúd en un vano de la pared. El calvario,
atribuido a Juan de Gante completa la escena. En la capilla del presidente
destaca el entierro de Cristo, obra atribuida a Navarrete el mudo y copia de
Tiziano. Cerca de la reja asoma una Virgen de Belén atribuida a la Roldana. Inconfundible
la Virgen con niño y Juanito, de Morales. Y mas belleza en la Piedad de Carmona.
El Cristo de las Batallas es de madera y dicen que lo portaba el obispo
Jerónimo allí enterrado acompañando al Cid. Vamos acabando capillas, una
Soledad de Benlliure, una talla de San Jerónimo de Gaspar Becerra o el Cristo
imberbe de la Agonía, anónimo, completan una visita grata que va dejando los
pies helados.
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