La imagen muestra a un etíope, así lo dice la
leyenda o los libros antiguos que cuentan como Cosme y Damián, gemelos y mas
tarde santos patronos de los médicos realizaron el milagro del trasplante de
una pierna, llevando ésta de un muerto, fallecido el día anterior, a un presbítero
parisino cuya pierna había desarrollado un tumor y en cuya iglesia se veneraba
a los santos nacidos en el siglo III. El cuadro de Hernán López, primeros del
XVI, muestra a un donante que parece dormido mas que muerto, con su pierna
blanca en contraste con el color de su piel pero no con el blanco de lo que
parece el sudario o la mortaja definitiva que rodea su pacífica figura.
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