sábado, 8 de agosto de 2015

máquinas


Es uno de agosto, sábado, la tecnología nos acecha y nos cerca. Ella se hace un selfi en la calle Alcalá, a la vera del tráfico, está de espaldas, la mujer así siempre es atractiva, desconocida. Levanta el móvil y enfoca, mas intentos, mesa el cabello, lo arregla. Sola, esperando o desesperando. Luego él que acude a una farmacia con auricular de esos, recogido en el pabellón auditivo, esperando una llamada, lo mas parecido a un hombre biónico. La llamada que no puede esperar, antes lo hacíamos. Hay gente en el centro de Madrid, mucha. Se agradece que el verano no deje muerta la ciudad. Turistas o no, se pasea y se compra, se mira y se vive, se expande algo. La exposición de Telefónica, Luis Gonzalez Palma, guatemalteco, fotos diferentes. En eso se basa el talento, en mirar de otra forma. Todo el mundo fotografía lunas y tormentas, o amaneceres o puestas. La mirada es más difícil. Se requiere pulsar con el corazón, o con el alma. Y luego envolverla o adornarla de aquella forma que al autor le vino. Y son colores o tejidos o formatos no vistos. Talento, inventiva. Ojos serenos, es lo que yo veo. Algunos cerrados. Técnica y tecnología también al servicio del arte. Seguimos con máquinas. La tienda de Apple abarrotada, allá en Sol. Los rusos, dos, pegados al mac que habla en ese idioma, película por youtube. Serán capaces de verla entera. La cámara frigorífica guarda el placer. Mistura se llama la heladería. En Augusto Figueroa. Pequeño local que forma cola al sol. Bien los helados, publicitados en la prensa como de lo mejor. Bien pero sin abrumar. La excelencia es un estado anímico. A veces las maquinas fallan y el termómetro en el paseo del Prado marca -173. Todo un record. A veces son las teclas de un piano las que ponen frío en la tarde. Por el sentimiento que penetra el alma. Es Pablo Sebastián, el pianista de Parada en Cine de barrio. Ya suena, ya despunta, es El día que me quieras, inconfundible y preciosa. Música de Gardel y letra de Alfredo le Pera. Murieron juntos, el accidente de avión se llevó la inmensa creatividad, era el 35. Suena y suena, todos escuchan. Un pecado no hacerlo.  

No hay comentarios: