Lo curioso abunda. Por diferente. Como la cervecería O Purista que es
barbería y así empieza con dos sillones, esperando clientes. Luego la barra,
luego un espacio para sentarse y luego unas escaleras para acceder a un salón
con mesa de billar. Se bebe cerveza belga de esas abadías del siglo XI o cócteles
y se corta el pelo. Se puede leer u observar o hacer nada mientras suena música
de ambiente entre espejos y maniquíes vestidos. El local es vintage o algo más.
También podrá usted beberla donde quiera hasta en un pequeño local, minúsculo,
céntrico. Es la Ginjinha, bebida de guindas con brandy, agua, azúcar y canela,
dicen que inventada por un gallego, fraile, Francisco Espinheira.
También hay rastros, como el de Ladra, se vende de todo, al lado del
Panteón Nacional, reluciente y blanco. Se vende lo que en todos los rastros del
mundo. Baratijas y libros, todo lo viejo que había por casa, ropa y basura.
Todo junto.
LXFactory podría ser un rastro pero es un conjunto de antiguos
almacenes/fábricas transformados en negocios, tiendas o restaurantes. La
librería, Ler Devagar, no tiene nombre. Se elevan los libros hasta un techo
inalcanzable. Se puede trabajar y leer mientras tomas algo a ras de suelo o en
una plataforma estrambótica mezcla de antiguas maquinarias. Música ambiente.
Cuelgan del techo artefactos que se mueven. Vigas desnudas y suelo de fábrica y
estantes infinitos. El paraíso de lo diferente o de cómo vender revistas en un
contenedor.
Las librerías de viejo abundan. Algunas abren hasta tarde y se vende
de todo. Se venden volúmenes repetidos. El libro no vendido y mil veces impreso,
es A rainha D.Leonor. La librería mas antigua del mundo también está ahí, a
tiro de piedra, se llama Bertrand y data de 1732.
Otros poetas no tan famosos, con estatua, pero no tan presentes. A su
pie se baila y se danza. Los callejeros bailones. Poeta del XVI. Antonio
Ribeiro Chiado. En el barrio de ese nombre. También Sofía de Mello con su hada
Oriana, presente en plaza o en paseo literario. También Natalia Correia,
fumando. Son pasajes literarios escondidos para el que no anda. Como cuando nos
llegamos a los muelles buscando algo que fue y ya no es. Pero nos sirve para
descubrir la estación de tren, Alcántara-Mar y sus pasajes subterráneos llenos
de Lisboa en grafiti. Y andando seguimos y nos paran para ofrecer el hachis o
la marihuana, y nos vuelven a parar para ofrecer pulseras o collares, son los
africanos, los que dicen de los españoles que antes hablabais mas y comprabais
mas. Mejor con Zapatero, termina. Y seguir andando para llegar a meta y
descansar.
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