jueves, 4 de junio de 2015

flm




El Retiro en sombra o en sol se llena de paseantes y visitantes. Es la feria del libro. Nos agolpamos en las casetas y nos llenamos de bolsas. Algunos en cola para que el autor firme. Otros esperan tanto y al sol que se marean. Los célebres firman, los menos firman poco o esperan que llegue el admirador. Fiesta que disfruto, se lee, y que no se deje, muchos jóvenes y niños. Todos los libros del mundo parecen estar allí. Antes, cuando la mañana era mas fresca, nos perdemos por senderos diferentes donde aparecen vestigios de casa de fieras con fosos o pavos reales donde el macho se expone cual modelo abriendo plumas para llamar a la hembra. También con berridos de alto voltaje. También rincones con estatua ecuestre de señorito andaluz y sombrero cortejando a la moza que asoma al balcón. Contraste de negros y blancos en rincón poco transitado. Y nace como homenaje a los Hermanos Álvarez Quintero, autores teatrales. También el rincón de la Casa de Vacas da pie a la asistencia de mayores sobre todo que esperan que se abra la instalación para admirar la obra de la monja pintora Isabel Guerra; fotos impresas de no se qué forma que asemejan rugosidades y cielos diferentes, óleos de inspiración juvenil y dibujos a grafito que dejan entrever la técnica depurada de una persona autodidacta que retrata sobretodo y también firma libro, el de la paz interior, que no se ve en la feria. Libro con fragmentos que adornan la exposición y que incitan a meditar. De la feria nos despide un gentío, un mediodía ya caluroso, vibrante de luz y moteado con el polvo de un Retiro que se me ofrece sediento, no de habitantes, sino de agua, la que este año no asoma, en Mayo de sequía, la que no vino por los días del Labrador y parecen esquivar los libreros. Que siga la lectura.

No hay comentarios: