domingo, 8 de febrero de 2015

Y hay un niño que pierden todos los poetas



Las circunstancias de lectura mandan a veces. Busco la pequeña dosis, a cuentagotas. Un hospital no es el mejor lugar para disfrutar de la lectura. La nebulosa en que se viven ciertos acontecimientos no es el mejor escenario. Insisto, voluntad. Después a casa, en cuidados y calor de hogar. Nunca mejor dicho. Los pequeños sorbos vienen en forma de poemas, también pequeños; les llamó canciones, también suites. Formas de ver el mundo, de otra manera, diferente. Canto a la luna, luceros, estrellas, ríos,  nubes y soles, y personajes que vienen y van. Poesía que a veces cautiva. Que marco con dobleces para volver a ella algún día. Glorieta suena a redondo, también a título corto. Hoy llena de coches, en el pasado no. También a amaneceres. Una muestra:

Sobre el surtidor inmóvil
duerme un gran pájaro muerto.

Los dos amantes se besan
entre fríos cristales de sueño.

“La sortija, ¡dame la sortija!”
“No sé donde están mis dedos.”
“¿No me abrazas?” “Me dejé los brazos
cruzados y fríos en el lecho.”

Entre las hojas se arrastraba
un rayo de luna viejo.

Primeras canciones. Suites. Federico García Lorca

No hay comentarios: