La niebla es un habitante más de la bahía de San Francisco. Caprichosa,
va y viene, y da igual el verano que el otoño, aparece sin avisar, con
gradientes de temperatura que pueden ser de 20 grados escasos kilómetros tierra
adentro. Sopla el aire y se cubre todo. Las olas se agitan y el paisaje urbano
se esconde. Luego el sol vence, un momento o definitivamente, y el espectáculo se fotografía desde todos los
ángulos. Fotos del siglo pasado. Reveladas o desveladas semanas mas tarde,
cuando ya no es posible volver a repetirlas. Instantáneas únicas y que conllevan
el error en sí mismas.
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Hace 3 días
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