domingo, 9 de noviembre de 2014

guadalupe



Desayunamos en el comedor anexo al claustro. Los pájaros se vuelven locos tras la ventana. Primeras luces. Vida una vez más, primeros rayos y primeros peregrinos en la plaza. Palo o bastón en mano. Sol. Hacemos la visita guiada al Monasterio después de esperar a que se forme grupo. Somos mas de 30. Jubilados y nosotros. Buena colección de arte. Un frontal de altar, bordado del siglo XV por Fray Diego de Toledo, llamado de la Pasión, ilumina el museo de bordados. Gran cantidad de pinturas en el hermoso claustro, obra de Fray Juan de Santa María, del XVII. En la impresionante sala del museo de pintura y escultura descubro a un escultor flamenco del XV, Egas Cueman, autor de un diferente Cristo yaciente y de un grupo escultórico de María, María de Cleofas y San Juan. Igualmente destacable el pequeño crucifijo en marfil atribuido a Miguel Angel. Subimos al coro y suena el órgano para que aparezcan los escalofríos. En la bella sacristía 11 lienzos de Zurbarán y una gran talla de San Jerónimo, obra de Pietro Torrigiani. Cambiamos de guía y nos recibe un monje. En la antesala del camarín de la virgen, pequeña y coqueta capilla, obras de Lucas Jordan mas ocho tallas de las mujeres fuertes de la biblia, de la escuela de la Roldana. La virgen gira en su trono, se trata de una talla románica, de madera de cedro. Y el franciscano ofrece a besar la imagen. Fotos en el claustro, descubrimos que Guadalupe significa río escondido y suena el órgano de nuevo, ya abajo en los bancos, llenando de aire el espacio mientras la reja se llena de fotos, móviles y tabletas. Es hora de volver entre curvas y montañas por caminos mareantes hasta enlazar la nacional V. Atrás queda el enclave, de difícil acceso y atrás quedan los días en la memoria. Guardados entre algodones.

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