De aquellos barros, estos lodos. Eso dice el refranero, sabio. Ucrania,
tierra de conflicto desde tiempos remotos. Conflictos no resueltos. En la
historia que cuenta Juan Martínez nos dice como es testigo en Kiev de la toma
sucesiva de la ciudad por los bolcheviques, por el ejército blanco partidario
del Zar y por los nacionalistas ucranianos. Juan es testigo con su mujer, él
bailarín flamenco, atrapado en aquellos lares del imperio ruso por la
revolución del 17, la guerra mundial, la guerra civil rusa posterior, y el hambre.
Siempre el hambre y el frío como telón de fondo. Dentro de la atrocidad del
conflicto permanente, Juan y Sole se buscan la vida, trabajando como artistas,
de circo, de cabaret, en casinos, a merced de los tiempos y de los nuevos
dirigentes, entreteniendo a unos u a otros, independientes en medio de la
barbarie. Libro de aventuras, totales, como aquellos tebeos del capitán trueno
o del jabato, o como aquellas ilustraciones de la infancia, de las guerras que sonaban
sólo a guerras, donde había buenos y malos, pero donde no parecía existir el
sufrimiento. La edad del lector ayuda a percibirlo en protagonistas y
secundarios. Se perdió la inocencia. Manuel Chaves Nogales conoció de primera
mano el relato del artista y parece escribirlo de un tirón; también se puede
leer de un tirón. Muy recomendable.
El maestro Juan Martínez que estaba allí. Manuel Chaves Nogales. 1934
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