Ya sabemos que no debería haber transacciones comerciales en los
sentimientos aunque a veces la realidad supera a todo. La noticia de que un
anciano pudo desheredar a dos de sus hijos por abandono emocional y real parece
desmentirlo. A su muerte acudieron como hienas al reparto del botín. Si acude al refranero tendrá ejemplos de emociones interesadas. Encuentro
la siguiente frase en un libro de Dragó. Impactante y emocionante, hasta real: “...pero
eso es peaje obligatorio que la vida impone a cuantos tienen hijos: nunca devuelven
éstos, a sus padres, casi nada, por mucho que de ellos hayan recibido.” Tiempo hay
de corroborarlo o no, ser padres nunca se acaba, nunca tiene término, se acaba
al extinguirse la vida, y el camino es largo, ojalá. Pero releyendo pienso
sobre la falta de sincronía entre nuestras vidas, las suyas y las nuestras, ellos
a lo suyo, nosotros también, de soslayo viéndoles, ya sin esa estrecha y dependiente convivencia, ya
alejándose, de soslayo suponiendo su futuro. Ellos con su cabeza efervescente,
llena de cosas que no hablan, sin saber nada de nosotros, ¿lo atisban? En silencio,
en silencios, compartidos, molestos a veces, sin esperar nada. A veces sólo
pido una sonrisa, a veces esa por sí misma vale para seguir camino, esquivando
piedras y montoneras de arena, sonrisa para hoy y recuerdos para mañana.
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Hace 5 semanas
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