sábado, 5 de julio de 2014

tormenta



El cielo oscurece, noche de día, es por la tarde, alguno en siesta, julio, el día tres o tercero del mes. No es la guerra del los mundos, pero parece el fin. No hay silencio bajo la nube eterna, hay ruido, truenos y rayos, y granizo, dicen que mezcla de calor y frío. No llueven estrellas del cielo ni salen artefactos bajo el asfalto. Nos bastamos solos en el arte de la guerra. No necesitamos invasores externos. Las guerras fratricidas nos bastan para eternizar la sangre. Llueve, diluvia, oleadas que todo lo inundan, caen arboles que destrozan coches, incidencias menores o mayores, según se mire. Se va la luz. Internet sólo en móvil si hay datos. No hay luz pero es de día. Recuerdos de infancia, quizás miedo, o deseo de que durara mas. Velada a la luz de las velas, siempre guardadas, y fósforos en caja para encenderlas, y ambiente de otro tiempo, de penumbra y futuro desconocido. El silencio sin teles y con radios a pilas, las preguntas, la incertidumbre, hoy no se aguantaría, la vida cambió y nosotros con ella, yo ya he vivido varias, no me reencarno, pero una vida da para muchas, hay que mirar hacia atrás de vez en cuando, no son vidas completas, dirán, lo asumo, son trozos de vida, vives la tuya, luego descubres la de tus padres, y empiezas por las de los hijos. Quizás haya que aislarse y vivir sólo la propia, contemplativamente, a modo del protagonista del desasosiego de Pessoa, sin emociones, impávido, en silencio. Como el que vive el niño que contempla la escena del árbol caído, de la mano de su abuelo, que no suelta, no responde a preguntas, somos extraños para él. No nos recordará pero sí al árbol y a sus ramas que ya no se cimbrearán jamás. Esas cosas no las olvidan fácilmente esas mentes en construcción. También silencio es el que quiere imponer Botella, la alcaldesa de Madrid, en la celebración del Orgullo Gay. Sus entrañas no entienden de diversidad, su falta de respeto y homofobia no se retienen en su estrecha mente. El año que viene los votantes de la capital tienen la oportunidad de finalizar y enterrar su carrera política para siempre, retiro o jubilación anticipada, a su casa, a leer, que falta le hace. Cientos de miles celebrando el amor, la diferencia, otros mundos, amor versus guerra, utopía versus resignación, lucha  versus nada, escoger, equivocarse, vivir en una palabra, o en muchas; el agua lo inunda todo, que pena que no se haya llevado los sobres que el millonario suelta por Madrid para entretener a los desesperados que los buscan. Y toda su fortuna de paso. Cincuenta euros por sobre. Valiente gilipollas, mofándose de la desgracia ajena. Pero pronto se disipará el agua, se evaporará, volverá al cielo para volver  de nuevo, ciclo sin fin, infinito, perpetuo, eterno de verdad.

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