sábado, 1 de marzo de 2014

la música



Que leyendo se aprende es un hecho, me entero que por caprichos de calendarios las navidades antes no se celebraban en las fechas que conocemos. Tanto que la nochebuena era el cinco de Enero y Navidad el seis de Enero. Parece que los cristianos ortodoxos todavía siguen con ese calendario, que unos llamaran antiguo y otros nuevo. El día no vale si no hay mas, el día no aporta nada, nada mágico ni especial si no hay ser humano que aporte lo importante. Los días son vulgares espacios de tiempo donde puede o puede no suceder nada, siempre dependiendo del usuario de esos días. Aprendo también que existe un instrumento de cuerda llamado dulcimer o dulcémele (melodía dulce), el que tocaba Jean Ritchie, cuya historia cautiva. Aprendo también que la música mueve pasiones, y que Bob Dylan decía hace ahora 51 años que algo tenía que pasar, “una explosión de alguna clase”, algo que combata las mentiras, que se soportaban entonces y que siguen a nuestro alrededor. Parece que no aprendemos. En el fondo, es solo un deseo humano, el de revolucionar nuestro alrededor, el cual se diluye precisamente en ese tormenta que esperaba Dylan. La música contada por sus protagonistas, artistas, compositores, empresarios, de otra forma, dirigidos por la batuta de Studs Terkel.
And they all sang. Studs Terkel. 2005

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