No es barato leer, es mas que barato. No hacen falta aparatos electrónicos
para bajarse de la nube mundial libros gratuitos (las últimas estadísticas
muestran que el 67% de las lecturas en soporte digital son pirateadas). Y es
que este libro me costó un euro, una moneda, en la cuesta de Moyano, donde las
historias no están en el aire sino en millones de páginas apiladas en antiguas
casetas y movidas diariamente a mesas de exposición que soportan pesos
ancestrales, nuevas adquisiciones y las inclemencias del tiempo. Y a un público
que busca y busca como si buscara oro en el desierto, a veces para encontrar el
tesoro perdido o simplemente algo, algunas páginas que llevarse a los ojos,
preludio de una mente ávida de relatos. Leo las historias de Katharine Hepburn.
Actriz de teatro al principio, de cine después, su relato no es una
autobiografía al uso, es más una sucesión de eventos sin ligazón aparente,
aquellos que marcaron la vida de la artista. Deja para el final aquello que realmente
dio sentido a su vida, fuera de bambalinas y luces, o de platós y escenarios, nada
más y menos que el amor, aquel que le llevó a compartir su vida con Spencer
Tracy, tras varias relaciones acabadas. Y como ella dice, él lo cambió todo y
ella descubrió lo que significaba amar, así durante mas de 25 años hasta que el
actor murió. Y una reflexión en forma de pregunta, la que ella se hacía a
menudo sobre su propio trabajo, ¿estaba ahí por su talento o por suerte?,
pregunta que pone en perspectiva todo, o relativiza mucho la profesión, siempre
que uno se atreva a hacerse ese tipo de preguntas.
Me. Stories of my life. Katharine Hepburn. 1991
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