viernes, 9 de noviembre de 2012

SD y Tijuana - verano del 92 (10)



 No sé que vimos en San Diego, recuerdo vagamente un hotel en los accesos a la ciudad, motel de dos alturas, con pasillos de entrada a las habitaciones que rodean el parking. Ciudad de mar, sí recuerdo que visitamos el hotel Del Coronado, que es un centenario alojamiento de la ciudad, al borde del mar. Cita para estrellas, es objeto de visita de los que no pueden permitirse pagar el precio de las habitaciones. SD sirvió de base para acercarnos a Tijuana, ciudad fronteriza, visita a un México que me dejó helado. Es Tijuana esa ciudad donde los que quieren escapar al mundo mejor se agolpan ante la valla o la exploran, incluso ésta se adentra en el mar, donde los del norte van de juerga, tras alcohol y prostitución, en busca de gangas de algún tipo, de colonias, ropa o relojes, todo falso, y donde los niños venden chicles por las calles o los bares poniendo un velo sobre la conciencia, donde el futuro no se inventa, y está marcado en muchos casos, y  eso no es falso, es real, niños, descalzos o no, fuera de la circulación de una sociedad marcada por el abandono y que ahora, años después, lucha contra una violencia salvaje. Quizás los barros de ahora vienen de entonces, todo producto del pasado, de una historia, de lo que pasó, todo tiene su origen, todo tiene su explicación aunque avergüence, de la dejadez de unas instituciones, de la falta de responsabilidad de los  gobernantes que echa cimientos y cala en una sociedad asustada y que alimentó la falta de escrúpulos de tantos, y la droga de por medio como medio de enriquecimiento fácil.

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