Y como no, tres meses dan para
mucho, con sus fines de semana y hasta con una semana de vacaciones, dan para
manejar coche y hacer millas, de norte a sur y de sur a norte, con incursiones
hacia el este que al oeste ya queda el océano, para descubrir por qué
California tiene ese algo que atrae a la gente. Fue el oro al principio, la fiebre del dinero. Será todo después, el clima, sus gentes,
el entorno, hasta la paz, será que lo llevábamos dentro, digo la paz de
espíritu, al fin y al cabo somos reflejo de nuestra alma y si ésta vive en armonía
todo funciona mejor. Esta es la crónica de viajes, visitas y estancias, sin
cronología, de apuntes sueltos de sitios miles, que ya antes había visitado en
visitas de trabajo y que volví a visitar posteriormente en otras ocasiones. En
esa semana larga de vacaciones en que bajamos hasta el sur nos acompañó mi
hermano que voló a California para guardarla en la memoria también. Así que
mezclaré cosas y recuerdos y quizás lo que digo que vi en el 92 lo vi ya en el
siglo XXI o antes, no lo sé, solo sé que volveré, si el tiempo no lo impide, y
SF será de nuevo el punto de partida desde el cual dar rienda suelta a la
locura de viajar con rumbo pero sin prisa, con afán de sentir y descubrir.
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