Reno está en el estado de Nevada,
al pie de la sierra del mismo nombre, y se le conoce como la “ciudad pequeña
más grande del mundo” y pretende ser un Las Vegas en pequeñito. Hay luces de
neón, hay casinos, hay grandes hoteles, pero ahí se queda. Cuando estuvimos no
parecía que la vida fluyese de casino en casino. Nos alojamos en un pequeño
hotel, el llamado Bonanza. Pero esa palabra da para mucho. De mi infancia
televisiva quedan muchas cosas en blanco y negro. Y muchas series que todos
veíamos a la par porque la variedad se reducía a una cadena. Y en esa cadena
programaban Bonanza y todavía podría tararear su melodía, y casi pintar y reconocer
ese mapa que creo se quemaba no sé si al final del capítulo o al final de los
títulos de inicio. Y ahí aparecía la familia Cartwright, con el padre y los
hijos, y sus aventuras del oeste, sus pequeñas peleas, y la violencia era
contenida, y la armonía total. El rancho de la Ponderosa está al lado del Lago
Tahoe en un enclave idílico. Dicen que se televisó en 86 países y se tradujo a
12 idiomas. Ahora, desde el 2004, este rancho está cerrado. Dicen que el parque
temático asociado al rancho fue posterior a la serie, idea de alguien que
encontró en el famoso mapa una razón
para hacer dinero y construir una ciudad del oeste justo en ese enclave.
A raíz de ahí, algunos capítulos se rodaron en ese lugar, todo lo anterior se
rodó en estudios y otras localizaciones exteriores. Se puede ver la casa o el
granero y muchas otras cosas, pero por supuesto en color. Y los hermanos y el
padre no estaban, solo el recuerdo. Dentro de la casa de Bonanza se ve al padre
de cera sentado al despacho, la cocina, el salón y la mesa casi lista para
cenar. Afuera, en un pequeño recinto hay cuatro lápidas, la del pequeño de los
Cartwright dice: “más grande que la vida”, nació en 1852 y murió en 1899,
tumbas de mentira para un mundo irreal y de televisión ante la que se desplegaban
unos ojos pequeños pero abiertos de par en par.
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