Uclés, en la provincia de Cuenca, parece al mediodía de un
domingo, a la luz del sol, un pueblecito andaluz, de casas blancas y empinadas
cuestas aunque quizás falte el colorido de las flores en las ventanas. La subida al
Monasterio, imponente edificio que se divisa desde larga distancia, es dura,
pero el esfuerzo merece la pena. Llamado el Escorial de la Mancha, hasta el
pasado mes de Junio albergó a los seminaristas, a los que la crisis concentrará en la capital de la provincia. La visita es prolija en
detalles, lugar de historia antigua, de batallas y reconquistas, de luchas
fratricidas, hospital durante y cárcel después de nuestra guerra, allí yace
enterrado Jorge Manrique, según las crónicas, aunque en lugar desconocido, el
autor de las coplas a la muerte de su padre, Rodrigo Manrique, que fue maestre
de la Orden de Santiago cuya sede era el propio monasterio. El tiempo pasa
despacio entre silencios y sonidos de audio guía, y ya acabando el recorrido, en
una de las capillas de la Iglesia, que alberga el recorrido por la historia de
la Orden, aparece de repente un Santo Entierro, anónimo, en piedra, del siglo
XVI. Su visión bien merece el paseo.
sábado, 6 de octubre de 2012
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