lunes, 17 de septiembre de 2012

un poco de Toledo



Los mapas antiguos corren el riesgo de haberse ido de la actualidad. Viajamos a Toledo, y el mapa, guardado en caja añeja no se sabe cuánto tiempo, nos guía bien, las calles no suelen cambiar de trazado, tampoco de nombre, y los monumentos no suelen desaparecer, salvo alguno. Buscamos el Museo de Arte Contemporáneo. Ya no existe, nos dice un señor que lee al calor de la tarde, en la sombra, en silla pequeña, en callejuela llamada de Bulas viejas. Y el hombre de barba blanca nos dice que cerró el 1 de septiembre de 2001. Ya de vuelta, me intereso por el museo y la web oficial de turismo de Castilla y La Mancha dice que está cerrado temporalmente por obras. A veces la temporalidad es larga, con tendencia a lo eterno. Como los recuerdos, que también son temporales, he estado varias veces en Toledo pero he olvidado si estuve aquí o allá, si vi o no vi. Y hablando de memoria, ayer no quise acudir a ella, fue mi hijo el que lanzó la pregunta al aire durante la cena, ¿es la infancia la época más feliz de la vida? Y no respondí, quizás por miedo. Hoy, en ese estado temporal que me convierte en viajero, donde los sentidos se abren para captar algo más que lo cotidiano, descubro la respuesta. Son las 10 y cuarto de la mañana, esperamos en el patio doble del Hospital de San Juan Bautista a que empiece una visita guiada. Parte de las dependencias del antiguo hospital llevan ocupadas muchos años por un colegio del mismo nombre. Las rejas permiten ver el contenido de una sala que parece almacén de juegos, puzles, y demás accesorios para la enseñanza. Pero también dejan pasar el sonido, y de repente se oye una canción y son voces infantiles, y casi le pongo letra a la música, pero es lo de menos, me quedo con que es lunes, ese día al que los adultos maldicen, pero los niños cantan, con esa convicción que sólo ellos ponen, y parecen ilusionados, porque sin ilusión no se puede cantar, e ilusión es ingrediente de felicidad, y la pregunta se responde sola.

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