viernes, 14 de septiembre de 2012

un poco de cuplé



A veces uno aprende cosas, la mayoría de los días, y si no aprendes malo, es que no estás atento o tu alma ya cerró. Hoy aprendí un poco de mucho, aprendí que la palabra chotis viene del término alemán schottisch (escocés), que el baile proviene de Centroeuropa, que todos somos hijos culturales del viento que todo lo esparce, aprendí también que la música no cansa, que se puede ver un espectáculo 60 veces, que se puede tomar la mano de tu mujer, que a duras penas puede andar, e ir viernes tras viernes a buscar asiento delante de la artista y probablemente a soñar y evocar con las mismas canciones. Ese es Don Lázaro al que la artista conoce ya por su nombre y al que la edad todavía le permite deshacer cortinas de agua en sus ojos cuando habla de "La vie en rose". Y me dice antes de empezar que me gustará y se lo recuerdo al final. La experiencia es un grado.Y la culpable de ésto es una artista, es Olga María Ramos, con la que también aprendí que se puede contener el aliento durante unos minutos y escuchar y sentir al mismo tiempo, que la canción es algo más que voz, que es interpretación también, y que si alguna vez escuche el cuplé “Nena” quedó en el olvido, y quedó superado por lo que me llegó esta noche, y quiera el avance del tiempo que la química de mi cerebro no lo olvide, y es que disfrutar es también acurrucarse casi y sentir la congoja ahi, expectante, y eso debe de ser la vida, seguir aprendiendo, en la penumbra de una sala, en un ambiente que mezcla humor, picardía, sentimiento y amor, en ocho filas escasas, de teatro de barrio, pequeño pero colosal, evocador de tanto con tan poco, una voz, un piano, Olga y Pablo, y el alma volcada sobre el escenario.

Olga María Ramos. Teatro Prosperidad de Madrid.

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