Perdió la palabra el Madrid cuando despidió a Valdano y se
quedó con la furia, a veces silenciosa, la del entrenador, con eterno gesto de
persona no satisfecha, y la de su estrella insolidaria, necia, infantil, y
fuera de lugar. Pero para eso están los hombres dirigentes, para tomar
decisiones, para equivocarse y para no saber reaccionar. Mientras el señorío
del club toca fondo, ¿existió alguna vez?, el fútbol vuelve a driblar a la
realidad, a acaparar portadas más de corazón que de balón y a interesarse por el
enfado del genio cuando la sociedad naufraga en la crisis, económica y algo más.
¿Para cuándo los medios de comunicación dejarán de servir de amplificadores de
lo absurdo? Y bien que informen de la actualidad pero que sean críticos con la
tontería y las poses. Cuestión de negocio quizás. Mientras llega el desenlace
de esta historia me quedo leyendo a León Felipe, a quién recomiendo entregarse para
no perder el tiempo en la maraña de lo innecesario:
Yo no sé muchas cosas,
es verdad.
Digo tan sólo lo que he
visto.
Y he visto:
Que la cuna del hombre
la mecen los cuentos…
Que los gritos de
angustia del hombre los ahogan con cuentos…
Que el llanto del
hombre lo taponan con cuentos…
Que los huesos del
hombre los entierran con cuentos…
Y que el miedo del
hombre…
Ha inventado todos los
cuentos.
Yo sé muy pocas cosas,
es verdad.
Pero me han dormido con
todos los cuentos…
Y sé todos los cuentos.
León Felipe (1941-42-44)
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