La señal de retirada eran las luces que se apagaban, los
cuerpos que se alejaban del centro, el círculo infinito que se abría. Y uno ya
sabía lo que venía. Y una fuerza centrífuga desconocida lo empujaba hacia la
zona de visión. Y cuando sonaba ese primer acorde, un piano mil veces tocado,
recordado, memorizado, uno se estremecía, miraba, se refugiaba, envidiaba todo
aquello que otros empezaban a sentir, o simplemente sentían desde hacía ya un
tiempo. Y esa mirada perdida buscaba lo que no se atrevía a buscar, quizás
encontrara al rostro conocido, pero aunque ahí estuviera, todo estaba decidido.
No era el momento. El momento ya llegaría, se consolaba. Y si esa cara conocida
tenía acompañante, la desesperación se acrecentaba. El destino, la mala suerte,
por qué, preguntas que se amortiguaban a medida que crecía la canción mientras
se avivaban los sentidos y aquello empezaba casi a dejar de ser una canción
lenta. Pero daba igual, uno los veía bailar agarrados y elucubraba también
sobre ese momento, lo que diría, lo que sentiría. Y así hasta que se alcanzaba
el momento cumbre, donde uno seguía sólo y quieto, y movía sus pies y parece
que conociera la letra de la canción mejor que nadie, aunque sólo sabía una
palabra.
Uno se dio cuenta mucho más tarde de que aquello no era una canción de amor, pero ya daba igual. Fue siempre una canción donde el sueño del amor se presentaba de repente, cada sábado, a la misma hora y en el mismo lugar. Eran los bailes del Estadio, en Vitoria, finales de los 70, la canción, mejor dicho, las dos canciones, The Load Out y Stay, al piano Jackson Browne, del álbum Running on Empty (1977), de obligatoria escucha.
Uno se dio cuenta mucho más tarde de que aquello no era una canción de amor, pero ya daba igual. Fue siempre una canción donde el sueño del amor se presentaba de repente, cada sábado, a la misma hora y en el mismo lugar. Eran los bailes del Estadio, en Vitoria, finales de los 70, la canción, mejor dicho, las dos canciones, The Load Out y Stay, al piano Jackson Browne, del álbum Running on Empty (1977), de obligatoria escucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario