miércoles, 8 de agosto de 2012

berlin-refugios


El refugio antiaéreo no era seguro. Esa es la primera afirmación de Silvia Brito, la guía de Berliner Unterwelten, sociedad para la investigación y documentación de estructuras subterráneas de la ciudad. La visita guiada lleva más de hora y media y sobrecoge. Se cierran las puertas y la luz eléctrica nos muestra un refugio anexo a una estación de metro. Ha sobrevivido todos estos años, no fue alcanzado. Se contabilizaron más de 300 ataques aéreos durante la segunda guerra mundial que causaron entre 20000 y 50000 muertos y un tercio de la ciudad quedó inhabitable. El calificativo de bunker que la propaganda del gobierno atribuía a todos los refugios era falsa. Engaño al pueblo, que, en su mayoría, compuesto de mujeres, niños y ancianos sufría en la retaguardia. Sobrecoge el fósforo de los carteles informativos  y de las paredes de una habitación donde los responsables del refugio podían “ver” cuando se hacía obligado apagar la luz. Y da miedo pensar en la falta de luz mientras no se oye nada y sólo se espera, mientras empieza a faltar el aire porque las capacidades oficiales nunca se respetaban. La visita no sólo incluye espacios vacíos de múltiples salas, diversas vitrinas exponen objetos y útiles encontrados en la labor arqueológica que la sociedad desarrolla. Sorprenden las cifras de artefactos sin explotar que alberga el suelo de Berlín y que las sucesivas obras van sacando a la luz así como los restos humanos de miles de personas que todavía yacen en el subsuelo. La visita llega a su fin y la lección de historia mereció la pena. Afuera la luz del día se agradece.

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