domingo, 13 de mayo de 2012

raphael

Raphael es sinónimo de blanco y negro, de noches donde los canales de televisión se reducían a uno o como mucho a dos, de programas de variedades donde la música presentaba coreografías amplias, inclusive en mangas y patas de pantalón, y entonces aparecía él, tremendo, imponiéndose sobre todos y sobre todo, exagerado en formas y maneras, y los comentarios generalizados se repartían entre los detractores de su histrionismo y entre los amantes de su voz. Y no parecía que hubiera voces en contra de ésta última pero algunos no soportaban la visión. Yo sólo era un niño pero pasó el tiempo y llegó el color, y el repudio de todo aquello que sonara a otra época, y los múltiples canales abrían posibilidades infinitas, y pasaron más años, y ese señor siguió cantando, y miren por dónde, hoy, en el mundo globalizado por red, donde hace música todo hijo de vecino, donde se publican cada día cientos de nuevas canciones, va este señor y canta, con 69 años, y llena el auditorio, y actúa e interpreta, y siente, y sigue llenando el escenario, y es que es difícil no sentir algo escuchando las letras, y el principio parece el final, largo aplauso de bienvenida, pero no, es el principio, porque la complicidad del público se desata en cada canción, y sube el calor, y llegará el clímax, y luego los bises, y el público en pie, muchos de ellos mayores, de blanco y negro, de los que añoran tanto porque han vivido tanto, y seguro que alguna mano se ha pasado al asiento de al lado mientras que otros las habrán simplemente añorado.


Raphael actuó en Alcobendas el 13 de mayo de 2012.

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